Por encima de todas las fantasías de la ficción existen dos cosas que el cine nos ha hecho desear que ocurrieran con más frecuencia en la vida real: la primera es el saxofón sensual de fondo el momento de ayuntar, y la segunda son las oportunidades para escupir mohosas frases hechas. Pulsar un botón junto a un «Cancele todos mis compromisos», interrumpir a desconocidos con un «No he podido evitar escuchar su conversación», cortar por lo sano con un «¡No hay tiempo para explicaciones!», alarmar al recinto con «¿Algún médico en la sala?»...