Utilizaba para sus negocios a migrantes irregulares, con jornadas de doce horas, sin poder disfrutar de ningún día libre a la semana y con un sueldo muy bajo. El acusado, que es la segunda vez que es condenado por el mismo delito, tendrá que cumplir una condena de cuatro años de cárcel, al aplicar el tribunal la agravante de reincidencia. Además, tendrá que indemnizar a los cuatro empleados que sufrieron esta situación de explotación.